Un rey, aunque era muy poderoso, no podía destruir a un enemigo suyo, pidió consejo a su mujer, la reina.
Y la reina se lo dio, diciendo:
- Tú tienes que hacer como los médicos con las enfermedades. Que, cuando las medicinas que sueles usar no causan efecto, hacen lo contrario. Si tu no pudiste destruirle con el mal y la crueldad, prueba a hacerlo con el bien y el perdón.
Y el rey alegró su cara y así fue.
Y el que había sido su enemigo cuando le hacía daño, lo tuvo mas tarde como amigo intimo y muy fiel.
FIN.
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